En las próximas décadas la humanidad se seguirá enfrentando al desafío, cada vez más acuciante, de frenar el cambio climático, superar la pérdida de diversidad natural y la escasez de recursos, pero hoy, nos encontramos ante una encrucijada: podemos seguir alentando el consumo excesivo o apostar por una economía verde que nos prepare para los retos del futuro.
La green economy o economía verde, según la definición de El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es aquella que se traduce en una mejora del bienestar humano y la equidad social, al tiempo que reduce significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica. Es baja en carbono, eficiente en el uso de los recursos y socialmente inclusiva.
La green economy supone comprometerse con un futuro más sostenible
Si queremos encaminarnos hacia un futuro sostenible, el único camino es una economía verde, que genere oportunidades laborales y riqueza, respetando el entorno natural y siendo conscientes de que la mayoría de los recursos del planeta no son infinitos.
Crecimiento y oportunidades laborales
Un uso más eficiente de los recursos, lejos de limitarnos, nos hará más ecológicos y competitivos, lo que favorecerá la prosperidad de las personas y el avance de la sociedad. Por el contrario, continuar con un modelo de producción y consumo que no tiene en cuenta el medio ambiente y que favorece la degradación del suelo, la contaminación o la sobreexplotación, supondrá la destrucción de empleos y un incremento de la desigualdad.
La green economy también es una oportunidad para generar empleos de calidad en todos los sectores y favorecer el desarrollo de economías locales, facilitando el acceso al mercado laboral de jóvenes y grupos desfavorecidos.
Estas oportunidades se encuentran al alcance de nuestra mano si apostamos por el consumo de productos más ecológicos, el apoyo a empresas verdes y una formación que tenga en cuenta las futuras necesidades de competencias, tanto para jóvenes como para profesionales que puedan reciclarse y mejorar laboralmente.
La green economy muy unida a la circular economy
Mientras que la green ecomomy es un concepto más amplio, que como ya hemos visto, tiene en cuenta la sostenibilidad ambiental para mejorar la vida de las personas, la circular economy o economía circular se centra en cómo se pueden emplear los recursos de forma más eficiente para lograr esa economía verde: consiste en crear valor y prosperidad, mediante la extensión de la vida útil de los productos y la reubicación de los residuos desde el final de la cadena de suministro hasta el principio.
La economía circular afecta a todos los ámbitos de una empresa, no solo a su producción, sino también a los proveedores que contrata, a cómo se realiza la extracción, el transporte, la manipulación y, un aspecto clave para la sostenibilidad, al compromiso de restauración ecológica del terreno natural en el que opera la empresa. Esto también implica realizar un cambio en la cultura empresarial, que otorgue valor a la reutilización y que vaya más allá de los costes de inversión iniciales, para ver que, a largo plazo, supondrá un ahorro en materias primas, un incremento de la productividad y una mejora de nuestros ecosistemas.
Las energías renovables: un ejemplo de green economy
Las energías renovables, como las que impulsamos desde el Grupo Ibereólica Renovables, son un paso necesario para descarbornizar la economía y apostar por la producción local, ahorrando costes y evitando la contaminación que implica la extracción y transporte de otras fuentes de energía. Además, al tratarse de un recurso inagotable y limpio, que puede ayudar a las empresas y a las personas en su transición ecológica, las energías renovables son sin lugar a dudas un motor fundamental para impulsar el desarrollo de una economía verde.